CUPIDO ¿ DONDE ESTAS?

Todo el mundo habla del famoso angelito armado con arco y flecha que nos hace perder la cabeza por amor. Pero…...¿cuál es realmente el origen de este simpático amiguito que hace de las suyas con nuestros corazones? Mayte Prida te lo cuenta. ¡Diviértete!

Estamos en febrero, conocido como el mes del amor y la amistad. Mes en el que al hablar soñamos y suspiramos pensando en aquel amor que, si tenemos, amamos y si no lo tenemos, lo idealizamos y lo imaginamos. Amor romántico, ese sentimiento que nos quita el sueño y que nos provoca maripositas en el estómago y nerviosismo, el cual representamos con Cupido. Pero en realidad ¿conocen la procedencia de este querubín con su arco y flecha listo para disparar el amor y cautivar a quien más deseamos?

Pues los orígenes de Cupido se remontan a la mitología griega cuando Eros era el dios romano del amor humano. Producto de la unión de Iris y Céfiro, Eros fue un niño cruel que hacía sentir su tiranía tanto con los dioses como con los hombres. Se cuenta que durante los meses de primavera (que es cuando florecen los campos y abunda la belleza de la naturaleza) Eros salía de la isla de Chipre y se iba entre los hombres esparciendo fecundidad por todo el mundo. La historia es interesante, pero la realidad es que en la actualidad, decimos que Cupido nos ha llegado cuando nos enamoramos de alguna persona con la cual deseamos entablar una relación más allá que la de la simple amistad.

Pero... ¿qué pasa cuando no tenemos a nadie a nuestro lado y las tiendas y las publicidades no hacen más que hablar de Cupido y la felicidad que éste brinda? Pues que muchas veces terminamos pasando el 14 de febrero con una leve depresión, sentados frente al televisor ¡comiendo una libra de helado de chocolate!

Una de las maravillosas ventajas de las que gozamos en la actualidad, es que habemos a quienes no nos molesta estar sin pareja. Yo en lo particular llevo ocho años felizmente divorciada, y aunque no descarto la posibilidad de casarme nuevamente (llevo dos matrimonios), tampoco paso mi vida esperando que llegue mi príncipe azul. Por el contrario, mientras llega aprovecho para disfrutar la vida con algunos mortales sin títulos de nobleza que si bien no me podrán llevar a sus castillos ni prometerme una vida en la realeza, sí me han hecho sentir querida, mujer y bella. Si bien no son el amor de mi vida (ni yo el de ellos), sí me han enseñado que hay más de una clase de amor y que el 14 de febrero es simplemente un día para mostrar los sentimientos públicamente pero el amor se demuestra cada día por el tiempo que dure. Ustedes, ¿qué opinan al respecto?